El dióxido de carbono, que envenena la atmósfera, y las otras emisiones contaminantes están ascendiendo e intensificando el calentamiento global, y se están produciendo desequilibrios climáticos de todo orden, desde la las inundaciones, los huracanes, los climas extremos hasta las sequias agudas.
Bernardo, se graduó usted en cinco carreras universitarias, dos de ellas con doctorados. Es doctor en Ciencias Económicas y en Ciencias Administrativas, además de Licenciado en Sociología, Licenciado en Administración y Contador Público entre otras… Nos gustaría saber, para usted ¿quién es Bernardo Kliksberg?
—Ante todo, intento ser un esposo, padre y abuelo entregado. Con Ana, mi pilar, construimos una familia, que es nuestro mayor patrimonio.
Soy un científico social humanista, cuya prioridad es reducir la pobreza y las desigualdades, y fortalecer la democracia, y generé un enfoque interdisciplinario para abordar estos temas. Se me adjudica ser el padre de la gerencia social, cofundar la ética para el desarrollo, ser pionero de la Responsabilidad Social Empresarial y otros aportes. Toda mi tarea intelectual estuvo siempre dirigida a la acción transformadora. Asesoré a muchos países y a la mayoría de los organismos internacionales en estas áreas. Trabajé directamente con presidentes, ministros, parlamentarios, alcaldes, prominentes empresarios, líderes de la sociedad civil, rectores universitarios, Iglesias, en diseñar e implementar proyectos innovadores, como el que llevamos adelante con la gobernadora de Puerto Rico, Sila Calderón, para mejorar la vida del 50% de la población del país que está en pobreza, o con los presidentes de Paraguay, Perú, R. Dominicana, y otros para rediseñar las políticas sociales. Por otro lado, he puesto siempre en el foco formar nuevas generaciones y creé varias redes internacionales con centenares de universidades para formar profesores jóvenes en las ideas más avanzadas en lo social. Nuestro Programa Amartya Sen en la Universidad de Buenos Aires se extendió a 28 universidades argentinas, y a ocho países latinoamericanos y preparó más de 5.000 profesores jóvenes.
Es un honor la invitación de Ray Cazorla, presidente ejecutivo del tan pujante e innovador Grupo HAC, que me ha pedido ser decano de una nueva escuela de Ética y Responsabilidad Corporativa, aportarles en estos campos.
Existen cuatro países en el mundo donde la desigualdad decrece cada día. Noruega, Suecia, Dinamarca y Finlandia son referentes por ser países número uno por cosas positivas. Igualdad, educación o escasa tasa de criminalidad, son algunas por las que destacan a nivel mundial. ¿Dónde está el secreto, sería posible trasladarlo al resto del mundo?
—Es donde la gente vive más años, tienen las más bajas tasas de mortalidad infantil y materna, la mayor movilidad social, han erradicado casi las inequidades de género, y encabezan la tabla de Desarrollo Humano de la ONU. Tienen sus problemas, pero son las sociedades más evolucionadas del planeta, y muestran que se puede hacer distinto. Su secreto es un gran pacto nacional entre políticos, sindicatos, empresarios, sociedad civil y todos los actores que apostaron por un modelo de desarrollo integrado que incluye a todos, y cuyo eje principal es la igualdad. En un mundo donde 26 personas tienen hoy más recursos que los 3.800 millones más pobres, los países nórdicos tienen la más baja desigualdad . Todos sus habitantes tienen salud y educación gratuita y de alta calidad, protección social, oportunidades productivas. Hacen la mayor inversión social mundial y además son los lideres de la cooperación internacional al desarrollo.
No se puede copiarlos, pero se puede aprender mucho de ellos. Además, muestran que los cambios son posibles. Finlandia, país sin recursos naturales, era hace medio siglo una sociedad atrasada con gran emigración. Apostó por la educación, la ciencia, la tecnología y la igualdad, y ahora es uno de los líderes mundiales en esas áreas. Y encabeza la tabla de países más felices del mundo.